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E.A. Thompson. Alianza Editorial, Madrid 1990. Tapa Blanda, 447 Págs. Estado: Muy Bueno.
Hispanista inglés especializado en la Alta Edad Media, E. A. Thompson no quiso escribir con este libro una historia política de la Península durante los siglos VI y VII, sino, más precisamente, un estudio de carácter social e institucional sobre «Los godos en España». Cómo coexistieron los invasores con la población de origen romano, en qué grado se conservó la maquinaria administrativa del Imperio y qué dimensiones alcanzó la reforma de Recesvinto, hasta qué punto limitaron los soberanos arrianos la libertad de culto a los católicos, o cuáles fueron las causas reales de la espectacular derrota del rey Rodrigo a manos de los árabes, son sólo algunas de las muchas preguntas que plantea esta obra y cuyas respuestas contribuyen sin duda a un mejor conocimiento de un largo y fructífero periodo de la historia española a menudo descuidado por los historiadores. (Alianza Editorial)
Los visigodos entran en Hispania a finales del siglo V como aliados o federados de algunos generales, usurpadores del poder imperial ante el derrumbe del mismo en Roma; también debe considerarse la presión que sobre ellos ejercieron los francos en las Galias. Aprovechan las estructuras administrativas romanas, sobre todo en lo tocante a la recaudación de impuestos. A nivel jurídico siempre existió una separación entre godos e hispano-romanos aunque parece que nunca hubo rechazo entre ambas poblaciones o al menos entre las oligarquías nobiliarias respectivas. Los godos conservaron el poder político y militar mientras que los cargos eclesiásticos se reservaron para los romanos. Inicialmente arrianos, se convirtieron al catolicismo sin grandes traumas quizás para aprovechar la influencia de la Iglesia sobre la población. Las actas de los Concilios demuestran que dicha Iglesia siempre estuvo subordinada al poder real lo que en algunas ocasiones la llevó a enfrentarse al Papa de Roma. La monarquía visigoda tenía en su carácter electivo un punto flaco que propició frecuentes rebeliones e intentos de usurpación. A finales del siglo VII el poder militar visigodo se fue debilitando, entre otros factores porque el grueso de sus tropas estaban integradas, en ese tiempo, por esclavos. (Blog Lopedesosa)
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